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  El abanico de modalidades de enseñanza se ha abierto y enriquecido en los últimos años. No se trata de escoger y ceñirse estrictamente a una de ellas, sino que podemos complementar unas con otras de manera que aproximamos el conocimiento desde diferentes perspectivas. Al tratar un mismo tema desde diferentes enfoques favorece y enriquece el aprendizaje. A modo de ejemplo, podemos ver en clase un vídeo sobre las bacterias, realizar un proyecto sobre ellas que incluya un experimento y asistir a una clase práctica en la que se utilice el microscopio para observarlas. Utilizar diferentes modalidades o estrategias de aprendizaje ayuda a cada individuo a adaptar su propio aprendizaje y acomodarlo a sus conocimientos previos. Cada persona asimila el conocimiento a su manera y se afianza cuando es capaz de transformarlo y contarlo a otros. A su vez, estos "otros" lo amoldan a sus conocimientos previos de manera que añade matices que le resultan interesantes. Es decir, yo construyo ...

 Hoy nos vamos a permitir utilizar un tono un poco más serio del habitual, ya que el tema que vamos a tratar es un poco delicado. A raíz de la pandemia, algunos docentes han visto en las redes sociales la oportunidad de seguir manteniendo el interés de sus alumnos y alumnas durante el confinamiento. El problema viene cuando se utilizan redes como TikTok o Instagram en lugar de espacios virtuales diseñados para tal fin (como por ejemplo, ClassDojo o Google Classroom).  Por supuesto que para un adolescente utilizar TikTok será mucho más atractivo que Google Classroom, pero también es mucho más peligroso por varios motivos: Si se trata de menores de 13 años su uso está directamente prohibido (a pesar de ello, no hay un filtro eficaz para evitar que mientan a la hora de registrarse). Hasta los 16 años  debe usar el teléfono con control parental y la versión restringida de la red social, si la hubiese.  Es tentador, como docente, animar a nuestro alumnado a que nos suban...

 La educación, como tantas otras disciplinas, no está libre de gente que quiere sacar provecho de ella. Personas que no han pisado un aula jamás o que hace tanto tiempo que la pisaron que tienen una visión muy distorsionada y errónea de cómo es un colegio actualmente. Además, la proliferación de "gurús educativos" se ha visto fuertemente potenciada por la influencia de las redes sociales. Su fácil accesibilidad hacen pensar que puedo opinar, postular, y ordenar sobre casi cualquier asunto que está de moda (sin ir más lejos, en la pandemia hemos visto la cantidad de virólogos y epidemiólogos que hay en nuestro país y no teníamos ni idea). Y la educación también entra en el saco. La propuesta aleatoria de diferentes asignaturas según algunos de estos "expertos" es también un claro ejemplo de ello. Por lo general, encontramos dos tipos de propuestas: - Las que son absurdas por su propio planteamiento. La danza no ayuda a mejorar en trigonometría. - Las que son absurdas...

 En los últimos años hemos presenciado un boom de metodologías emergentes con las que nos han bombardeado incansablemente para ser, según ellos, mejores docentes. Pero ¿cuántas de ellas han sido validadas de manera científica?  Desde mi punto de vista es crucial mantener el rigor científico y basarnos en evidencias demostradas para poder conseguir un proceso de EAF (enseñanza-aprendizaje-formación) exitoso. Para muchos, la educación son postulados que se siguen porque sí, pero lo cierto es que se están llevando a cabo investigaciones -y cada día más- sobre cómo aprende nuestro cerebro y qué metodologías con más efectivas. A día de de hoy siguen existiendo infinidad de mitos sobre el aprendizaje debido al alto porcentaje de personas que los creen a pies juntillas y pasan de generación en generación. Y no tienen base científica. Es por eso que nuestra labor como docentes, entre tantas otras, es ofrecer estrategias de aprendizaje que estén avaladas científicamente: practica espac...

Por mucho que intentemos negarlo, el esperado cambio ha llegado de rebote. O por alineación de los astros. Cada uno como lo quiera ver. Y, es que, años atrás ya venía cocinándose un caldo de cultivo idóneo para esta revolución, que vería su momento álgido en 2020.  Vamos a ver cuáles fueron dos ingredientes fundamentales que dieron paso a este cambio de paradigma en la educación. Por un lado, la llamada Sociedad del Conocimiento en la que las nuevas tecnologías juegan un papel clave en la transmisión de saberes y búsqueda de información. Podríamos decir que es la "evolución" de la Sociedad de la Información, en la que se disponía de grandes fuentes de información no mediadas por la tecnología y, por tanto, menos accesible. El resultado de este cambio en el acceso a la información es fruto de la cultura de la digitalización. La escuela se ha visto obligada a transformarse digitalmente, si bien es cierto que ha sido de manera conservadora y tímida. Por otro lado, hemos presenci...

  ¿Por qué no hacemos el cambio a una enseñanza más innovadora? Parece ser que el sistema educativo español tiene reticencia a dar ese salto hacia una educación diferente. El terror de abandonar el sistema tradicional se apodera de docentes y administraciones cuando el tema se pone sobre la mesa. ¿Cúal es el motivo? Hablando como docente, puedo decir que el esfuerzo que estamos poniendo en mejorar y adaptar el currículo de manera que sea más motivadora y atractiva a nuestro alumnado está siendo enorme. Estuadiamos másters, nos apuntamos a cursos, atendemos a webinarios, descargamos y probamos aplicaciones... Las familias también hacen su parte, la mayoría. Pero nada De nada sirve que sólo unos tiren del carro si otros tampoco ponen de su parte. En efecto, las administraciones educativas y la inversión educativa tiene que estar a la altura de lo que demandan profesores y familias. Ni bajadas de ratios, ni dotaciones de recursos a centros y familias con menos recursos... En algunos...