#inclusióneducativa
Llegamos a la última clave -aunque no por ello menos importante- para llevar a cabo una buena práctica docente. No puede ser otra que la inclusión educativa.
De nada sirve todo lo comentado en entradas anteriores si no atendemos a toda la diversidad que encontramos dentro de nuestro aula: desde multiculturalidad hasta discapacidades significativas. Todos ellos están bajo nuestra responsabilidad y amparo. Y no es ni mucho menos un hándicap, sino una oportunidad oro para abrir nuestra mente y deleitarnos con lo que cada uno de nuestros estudiantes tiene que ofrecernos.
Además, la incorporación de las TIC en las aulas llevadas con criterio y buena letra multiplican las oportunidades para todos. Por ejemplo, para alumnado con dificultades en el idioma, o con retrasos madurativos, con discapacidad mental o visual, o incluso de espectro autista podemos utilizar pictogramas en la pizarra digital de manera que clarifique de qué trata la actividad (listening, trabajo parejas, individual, redactar, cortar colorear...).
Otro gran ventaja de disponer de ordenador o tablet en el aula es que podemos buscar imágenes sobre costumbres, comidas o fauna típica de los diferentes lugares de origen de nuestros alumnos y alumnas. Incluso, si el horario lo permitiese, conectar por videollamada con familiares para que nos lo enseñen.
Actualmente trabajo en un colegio público en un aulas de 6º de Primaria como profesora de apoyo. Hay de todo en cada una de las aulas. Pero, por supuesto, todo es bueno. Todo enriquece. Todos aprenden. Todos suman.
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